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jueves, 29 de noviembre de 2007

Pelo de muñeca


¿Hay algo más terrorífico e incierto que el mundo de los productos capilares? Bueno, si, pero las que tienen un pelo tan imposible como el mío, y aun creen en los comerciales y lo que nos prometen los fabricantes de productos para el cabello, me entenderán.

Cuando aparece en televisión Penélope Cruz sacudiendo su pelo largo, voluminoso y controlado, que tiene gracias a cierta marca de champú. O Laetitia Casta con una melena con brillo “efecto espejo”. ¿Nos detenemos a pensar que tras la grabación del comercial hay todo un equipo de estilistas preparando esas cabelleras?


Siempre he tenido un pelo rebelde e indefinidamente rizado, el cual ha sido alisado y teñido de todas las maneras y colores posibles. Que solo un hombre elogio una vez porque decía que era como el Pelo de una muñeca que adornaba su habitación, claro que no sedoso cual barbie, sino de una muñeca china de porcelana con pelo sintético. Aun no se que pensar…
La publicidad te hace creer que si te lavas la cabeza con X marca, saldrás con la cabellera de un Ángel de Charlie. Cuando lo que realmente hace el champú es simplemente lavarte la cabeza.

Nunca he podido imitar el peinado ni las ondas que te hace el peluquero. No tengo cepillos mega grandes y redondos, productos de 5.000 pesos el ml. o secadores Turbo atómicos. ¿Hay alguien que quede igual que la peluquería pero en casa? No lo creo.
La publicidad es muy mentirosa: si te prometen el pelo suave y al viento, te lo dejan pesado y aplastado. Los que terminan con la caspa suelen ser los que hacen salir más (por el efecto de irla soltando, pero da igual), los que te dan más volumen son los que te dejan el pelo mas inflado que un poodle, los de rizos definidos, te convierten las ondas en un afro. Deberíamos pensar en que, una formula hecha por una industria no para cada una de nosotras, sino para millones y millones de mujeres en el mundo, simplemente no puede cambiar la genética.